Un duro contratiempo y turismo de aventura en Bulgaria para los Kammermann – Parte 12

Serie: 4-Xtremes

Corrección de la ruta.

Los Kammermann y su Axor están preparados para viajar al lugar más bajo de la Tierra, en Israel; pero, de pronto, todo se desarrolla de otra manera. Parte 12 de nuestra serie.

Limpieza primaveral en Georgia y camino hacia Bulgaria: Al tener la entrada prohibida en Turquía, Andrea y Mike hacen nuevos planes con rapidez.
Limpieza primaveral en Georgia y camino hacia Bulgaria: Al tener la entrada prohibida en Turquía, Andrea y Mike hacen nuevos planes con rapidez.
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Limpieza primaveral en Georgia y camino hacia Bulgaria: Al tener la entrada prohibida en Turquía, Andrea y Mike hacen nuevos planes con rapidez.
Limpieza primaveral en Georgia y camino hacia Bulgaria: Al tener la entrada prohibida en Turquía, Andrea y Mike hacen nuevos planes con rapidez.

Nuestra última comunicación fue desde Georgia, llenos de ilusión por volver a Turquía. El verano pasado, de camino al este, nos sentimos como en casa. Ahora estamos en Serbia, y no hemos pasado por Turquía. El plan se ha torcido aún más: Hemos tenido que cancelar el viaje al lugar más bajo de la Tierra, en el mar Muerto, el último lugar Xtreme de nuestra lista. Llevábamos tiempo rumiándolo. Pero vayamos por partes.

Antes de partir de Georgia a Turquía, limpiamos nuestro Axor y disfrutamos de un poco de calma a orillas del mar Negro. Una vez vinieron unos policías, pero fue para saludarnos. El siguiente encuentro con las autoridades fue menos amistoso.

Regreso obligado a Georgia.

A la entrada en Turquía, tuve que cruzar la frontera como peatón, como en algunos otros países. La mayoría de las veces voy mucho más rápido que Mike, que tiene que arreglar los papeles. Por eso no me extrañó que también tardara esta vez. Sin embargo, cuando oscureció y miré por una ventana, Mike seguía discutiendo.

Al final, vino a pie a la caseta y me dijo que tenía que volver a Georgia. Mike dio media vuelta al Axor y nos incorporamos a la caravana de entrada a Georgia. Todo lo demás teníamos que aclararlo con el consulado turco. Por suerte, el más cercano estaba solo a 20 kilómetros. ¿Qué estaba pasando?


Dos años de prohibición de entrada.

Resulta que, en nuestra última salida de Turquía, a Mike se le impuso una prohibición de volver a entrar en el país durante dos años. Para aclarar la causa, tengo que hacer memoria: Durante nuestra última estancia, una agencia de Suiza nos envió nuestro pasaporte secundario con el visado para Irán. Según la ley suiza, solo podemos llevar un pasaporte. Por ese motivo, enviamos los pasaportes principales con el sello de entrada en Turquía de vuelta.

Habíamos hecho copias de los sellos. Sin embargo, el funcionario de la frontera no las aceptó. Concretamente: solo hubo problemas con el pasaporte de Mike. Al parecer, el mío estaba en orden. Después de discutir durante cuatro horas, pudimos cruzar la frontera a Irán. Pensábamos que todo se había aclarado. Gran error, como se demostró. Para anular la prohibición de entrada de Mike, tendría que ir al consulado turco en Suiza. Y eso no era una opción.


Directamente por el mar Negro, aunque los Kammermann habían planeado pasar por el Mediterráneo hacia Israel.


Mar Negro en lugar de Mediterráneo.

Así que buscamos alternativas para llegar a Europa desde Georgia. Podríamos haber conducido por Rusia y Ucrania hasta Suiza, pero era un desvío enorme. Después de investigar un poco, encontramos transbordadores que cruzan el mar Negro hasta Bulgaria, de Batumi a Burgas. El siguiente debía partir tres días más tarde. Contactamos con la naviera y reservamos plaza.

Sin embargo, no había motivos para alegrarse. Nuestro plan era recorrer la costa mediterránea turca y llegar a Israel vía Chipre. La única alternativa habría sido conducir de Bulgaria a Grecia y allí tomar un transbordador hasta el puerto israelí de Haifa. Eso nos habría costado 6000 euros: Mucho más que el pasaje desde Turquía, y demasiado para nuestro presupuesto. Conclusión: estábamos acabados.

¡Euros en efectivo, por favor!

A pesar de todo, tuvimos la oportunidad de relajarnos en las playas georgianas durante tres días. Nuestra única misión: sacar dinero en la moneda del país, el lari, y cambiarlo a euros, porque la naviera solo acepta euros al contado. Dando vueltas entre el banco, la casa de cambio y las oficinas de la naviera, empezamos a reírnos sobre cómo se había torcido la situación.

Pasamos la noche en el puerto y, a las 4:00 de la mañana, recibimos una llamada diciéndonos que el transbordador estaba listo para cargar. La cubierta estaba solo medio llena y nos dieron un camarote para cuatro. Hasta Aimée pudo entrar. El viaje duró dos días durante los que nos movimos por cubierta para sacar a Aimée y, también, para ir a la cantina. En Bulgaria, estuvimos esperando dos horas en el transbordado.: El sistema informático de las autoridades fronterizas se había colgado.


Un viaje de descubrimiento: Después de las enormes distancias que han tenido que recorrer los Kammermann en Rusia, se alegran de que, en Bulgaria, las atracciones turísticas estén «más apretadas».
Un viaje de descubrimiento: Después de las enormes distancias que han tenido que recorrer los Kammermann en Rusia, se alegran de que, en Bulgaria, las atracciones turísticas estén «más apretadas».
Un viaje de descubrimiento: Después de las enormes distancias que han tenido que recorrer los Kammermann en Rusia, se alegran de que, en Bulgaria, las atracciones turísticas estén «más apretadas».
Un viaje de descubrimiento: Después de las enormes distancias que han tenido que recorrer los Kammermann en Rusia, se alegran de que, en Bulgaria, las atracciones turísticas estén «más apretadas».
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Un viaje de descubrimiento: Después de las enormes distancias que han tenido que recorrer los Kammermann en Rusia, se alegran de que, en Bulgaria, las atracciones turísticas estén «más apretadas».
Un viaje de descubrimiento: Después de las enormes distancias que han tenido que recorrer los Kammermann en Rusia, se alegran de que, en Bulgaria, las atracciones turísticas estén «más apretadas».

Un OVNI y documentos antiquísimos.

Después del embrollo que habíamos dejado atrás, ya era hora de hacer algo de turismo. Uno de nuestros objetivos: el «OVNI» de Bulgaria, en el centro del país, el monumento Buzludja, erigido en una montaña para honrar el movimiento socialista. El monumento ya no es accesible, pero sigue siendo una vista impresionante.

Algo que sí se puede visitar en abundancia en Bulgaria son los monasterios e iglesias. Nos impresionó especialmente el «Monasterio de la Transfiguración», en un barranco del río Yantra. Está construido en la roca y tiene un interior muy colorido. También fue muy interesante una casa abandonada que era parte de las instalaciones. Allí encontramos viejas ropas, arcones y muebles, y muchos documentos de hace 100 años, todo desperdigado por las estancias.


De vuelta al huso horario de casa: En Serbia, los Kammermann se enfrentan a desafíos de conducción y, gracias a que han llegado en temporada baja, experimentan soledad y tranquilidad incluso en lugares muy turísticos.
De vuelta al huso horario de casa: En Serbia, los Kammermann se enfrentan a desafíos de conducción y, gracias a que han llegado en temporada baja, experimentan soledad y tranquilidad incluso en lugares muy turísticos.
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De vuelta al huso horario de casa: En Serbia, los Kammermann se enfrentan a desafíos de conducción y, gracias a que han llegado en temporada baja, experimentan soledad y tranquilidad incluso en lugares muy turísticos.
De vuelta al huso horario de casa: En Serbia, los Kammermann se enfrentan a desafíos de conducción y, gracias a que han llegado en temporada baja, experimentan soledad y tranquilidad incluso en lugares muy turísticos.

Lobos en la noche.

De hecho, en Bulgaria se puede vagabundear por muchos edificios abandonados. Esa misma noche descubrimos unas ruinas mientras acampábamos cerca de una cueva. Después de la inmensidad de Rusia, donde a menudo pasábamos dos o tres días conduciendo hasta llegar a la siguiente ciudad, poder volver a visitar dos o tres monumentos y sitios interesantes cada día fue un cambio que agradecimos.

Un par de días después, con el Axor aparcado junto a un pantano, vimos jabalíes. Así que, por la noche, colocamos nuestras cámaras Secacam. Anteriormente solo habíamos visto animales pequeños, esta vez captamos hasta un lobo. También pudimos grabar corzos y tejones. Las cámaras estaban solo a 300 metros del camión. Desde entonces, tenemos más cuidado cuando dejamos a Aimée fuera por la noche.

Desafío de conducción en Serbia.

Un momento cumbre de nuestra excursión por Bulgaria: por casualidad, visitamos Sofía justo el día en que se celebraba el 140 aniversario del nombramiento de la ciudad como capital de Bulgaria. Hubo una ceremonia delante de la gigantesca catedral Alejandro Nevski y el himno nacional tronó en el lugar.

En Serbia también hay muchos edificios abandonados por descubrir. El país tiene bastantes cosas que ofrecer a los turistas. Como llegamos fuera de temporada, teníamos todos los lugares para nosotros. Serbia es montañosa, las carreteras son estrechas y con curvas, todo un desafío para la conducción. Tuvimos que tomar bastantes curvas hasta que encontramos un lugar con vistas a las hoces del río Uvac. Eso sí, las vistas del río serpenteante hizo que mereciera la pena el viaje y los arañazos en el vehículo.

Ahora estamos en una cantera. Es un buen sitio para acampar, ya que las canteras están en suelo firme y el vehículo no puede hundirse. También suelen ser sitios de terreno plano y protegidos del viento. Nuestro hogar móvil está en silencio. Mike duerme y se recupera de una gripe. Ahora estamos en la misma zona horaria que Suiza. La idea de que pronto tendremos que volver a buscar trabajo e «integrarnos» aún resulta extraña. Por suerte, todavía nos quedan dos semanas y una buena parte de trayecto por delante.




Fotos: 4-Xtremes

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