4-Xtremes – Parte 65: Preparativos para la gran travesía

La última vez ya lo anunciamos: es hora de dejar atrás Europa y convertir el «World Tour» en una gira verdaderamente mundial. Sin embargo, hasta que los neumáticos de nuestro Axor toquen por primera vez el asfalto de un nuevo continente, aún queda mucho por hacer. Al fin y al cabo, la nueva aventura tiene que estar bien preparada.

Esto significa, en primer lugar, recorrer de nuevo un montón de kilómetros de autopista y atravesar rápidamente un puñado de países. Tras la excursión de varias semanas por las islas británicas, llegamos con el ferry al puerto francés de Dunkerque y, sin parar, seguimos hasta Bruselas. Allí hemos sido invitados por unos amigos que nos muestran la ciudad durante el fin de semana. Desde el pequeño y emblemático «Manneken Pis» hasta el impresionante Atomium: ¡nos encanta la capital de Bélgica! Y, por supuesto, también las auténticas patatas fritas belgas.

Continuamos por la autopista hacia nuestro siguiente destino: Mannheim. Allí tenemos una cita en el centro de vehículos industriales Mercedes‑Benz, donde el Axor es revisado minuciosamente. Nos complace especialmente encontrarnos en la línea de salida con el equipo que revisó el camión hace casi tres años, al inicio de nuestro «World Tour». En este tiempo hemos acumulado más de 200 000 kilómetros en el tacómetro. Los expertos tienen que sustituir la barra de acoplamiento de la dirección pero, por lo demás, no hay nada importante que hacer. Y es que el Axor es realmente un producto de calidad. Todo va sobre ruedas, hasta el punto de que por la tarde volvemos a estar en la carretera.

Por primera vez en mucho tiempo, es hora de hacer una parada en Suiza. Naturalmente, Suiza es nuestro hogar. Pero, cuanto más tiempo pasamos de viaje, más difícil nos resulta verlo así. Porque, en realidad, hace tiempo que la carretera es nuestro hogar. No obstante, es fantástico visitar a nuestras familias y amigos. Aprovechamos un día soleado para hacer una excursión al Lago de Walen, que siempre nos gusta visitar. No con el Axor recién revisado, sino en bicicleta. Los antiguos túneles de piedra en la carretera que transcurre junto a la orilla son demasiado pequeños para nuestro camión.

Después de un par de días de descanso, quedándonos en Suiza, continuamos hasta Basilea. Allí tenemos la posibilidad de ocuparnos de la superestructura y su contenido en una nave. Por primera vez desde lo que nos parece una eternidad, no dormimos en el camión, sino en un apartamento en la parte superior de la nave. Allí, de repente, el camino de la cama a la cafetera nos parece increíblemente largo.

Llevamos ya cuatro años y medio, con una interrupción, viajando con el Axor. Ahora, por primera vez, vaciamos completamente el compartimento habitable. Cada prenda de ropa, cada repuesto, cada tornillo: comprobamos todo el contenido y decidimos lo que nos podemos llevar en el viaje y lo que debemos dejar atrás. Es sorprendente todo lo que se puede llegar a acumular con el tiempo en tan solo diez metros cuadrados. Tardamos dos semanas enteras en ordenarlo todo, limpiar el compartimento habitable, crear un inventario y, por último, volver a empaquetar todo lo que queda.

Fotos: 4-Xtremes