El almacén tiene de todo: Por qué Markus Dinkel apuesta por el Actros L

El camión aparca marcha atrás en uno de los almacenes. Justo en el campo visual de Markus Dinkel. Él y sus empleados tienen su oficina en los contenedores, justo al lado de la superficie en la que el Actros L 1863 negro brilla con su pintura inmaculada. No es de extrañar: se matriculó ayer. Sin embargo, Markus Dinkel quiere añadir algo más a la estética. Así que justo ahora se coloca el número de matrícula del Actros en números plateados en el panel trasero de la cabina. «Ya lo hicimos la semana pasada, pero los números no eran del tamaño adecuado para la posición», señala Dinkel volviendo al escritorio. Su perfeccionismo quedará patente varias veces más hoy.

Hay cuatro monitores en su puesto de trabajo. Una pantalla muestra el menú del FleetBoard; otra, su correo electrónico; una tercera, el calendario de vacaciones de sus empleados; y la cuarta, todas las imágenes de las cámaras del área de la empresa aquí en las afueras de Postbauer-Heng, a las puertas de Núremberg. Markus Dinkel siempre tiene que tener algo a la vista.

Palmera, inodoro químico, carretilla elevadora.

Las naves del almacén reflejan toda la variedad de sus clientes. En una hay cientos de palés de material de un fabricante de áridos. Enfrente se encuentra el equipamiento exterior de un restaurante italiano local, incluida una palmera. A continuación le siguen los productos de un fabricante de máquinas y un especialista en artículos de camping, que también utiliza los almacenes: desde un toldo de caravana hasta un inodoro químico, una gran cantidad de equipamiento espera a la próxima temporada. Siempre hay al menos una carretilla elevadora en movimiento.

El almacén es también el centro neurálgico del negocio: alrededor del 80 por ciento de la facturación del negocio de Markus Dinkel se genera con las superficies. A ello hay que añadir los transportes con su pequeña flota. «A algunos clientes les gusta utilizar este servicio. Esto nos permite reaccionar con flexibilidad. Y ya que lo ofrecemos, tiene que ser perfecto», dice Dinkel. Él conoce bien a su exigente clientela.

Rara vez hay que hacer un viaje largo. «Ya sea en trayectos largos o cortos, queremos que el trasporte sea perfecto», afirma el empresario de 46 años. Para él, otro motivo más para apostar por el Actros L, cuyo semirremolque lleva la marca del fabricante de áridos. «La imagen del cliente también debe ser perfecta».

Un accidente abre nuevos caminos.

La pasión de Markus Dinkel son los coches. Así lo demuestran no solo los dos Actros 1863 que, gracias a la potencia de sus motores de 6 cilindros en línea OM 473, garantizan un gran placer de conducción. «Aprendí a decir 'coche' antes que 'mamá' y 'papá'», nos cuenta. Su padre tenía aquí una empresa de transporte. En invierno, los volquetes se encargaban de esparcir sal para quitar la nieve en los municipios vecinos, mientras que en verano se realizaban transportes desde el bosque bávaro. Tras formarse como mecánico de automóviles, Markus Dinkel se dedicó al deporte del motor, y siguió su formación como maestro y técnico, trabajando, entre otros, para un equipo del DTM. Entonces, en 2004, yendo de acompañante, sufrió el accidente en el que perdió el brazo derecho. Tras la convalecencia, volvió al deporte del motor durante un tiempo y, finalmente, creó su propia empresa. Así también está más cerca de su familia en el Alto Palatinado.

Por cierto, Markus Dinkel conduce el Actros L negro por sus propios medios. Nada le frena, y menos en su próximo viaje: ¡el primero con el Actros L!. Tarda 20 minutos en cargar los palés de baterías de carretilla con la carretilla elevadora. Sin americana, por supuesto: ahora lleva una chaqueta de advertencia amarilla, y queda claro qué parte de su trabajo es la que más le gusta.

Fotos y vídeo: Matthias Aletsee