Pequeño recinto, gran tarea: una ruta por la clínica universitaria con Burkhard Oldörp

Reportaje

En el campus.

Como máximo 20 kilómetros al día, siempre dentro del recinto de la Clínica Universitaria de Schleswig-Holstein (UKSH) en Lübeck: eso es una logística urbana muy especial. ¡Por favor, súbanse a bordo del Atego de Burkhard Oldörp!

¡Atención, medicamentos urgentes! El conductor Burkhard Oldörp mantiene en pie la logística en el campus de Lübeck de la Clínica Universitaria de Schleswig-Holstein (UKSH).


El recinto de la Clínica Universitaria de Schleswig-Holstein (UKSH) en Lübeck abarca casi 55 hectáreas. Se trata de un centro de referencia tanto en Alemania como en el extranjero. Como radio de acción para un camionero, 55 hectáreas parece una minucia. Burkhard Oldörp recorre con su Atego 818 casi exclusivamente las carreteras del campus, y se siente como pez en el agua en su pequeño coto vedado.

A sus 61 años, suministra material a numerosas unidades y otras instalaciones de la clínica. Podría decirse que gracias a él se mantiene todo en pie. «Por la mañana suelo salir con contenedores estériles con instrumentos esterilizados para los equipos de operaciones», explica Burkhard en un patio en el extremo sur del campus. Aquí está el almacén central y la expedición de mercancía de la farmacia de la clínica, y también se despachan las comidas en contenedores especiales. Burkhard siempre está yendo de un lado para otro y cargando el Atego. Con cajas de botellas de agua o medicamentos, con equipos de ultrasonidos o de vez en cuando también con una pesada mesa de operaciones. En resumen, con todo lo que se necesita para ofrecer la mejor atención posible a los pacientes.



Trabajo no falta en el campus.

Es cierto que aquí en el campus buena parte del material se desplaza de un lugar a otro con una moderna instalación. Consta de unidades no tripuladas que transportan contenedores principalmente de forma subterránea y controladas por Wi-Fi y los llevan a su destino mediante elevadores. No obstante, a Burkhard y a sus colegas —en Lübeck hay en servicio tres Ategos 818— no les falta trabajo. Con casi 16.000 empleados, la UKSH es la segunda clínica universitaria más grande de Alemania, solo después de la Berliner Charité. En 2021 se trató aquí exactamente a 440.824 pacientes, aproximadamente la mitad en Lübeck y la otra mitad en la sede de Kiel. También allí se emplean Ategos, concretamente cinco, en parte también para los envíos entre una y otra sede. Así se alcanza un impactante número total de transportes de material al año: unos 31.000.


¡Maniobras con mano experta y un elogio para el manejo! Burkhard valora mucho su Atego 818, que comparte con varios compañeros conductores.
¡Maniobras con mano experta y un elogio para el manejo! Burkhard valora mucho su Atego 818, que comparte con varios compañeros conductores.
¡Maniobras con mano experta y un elogio para el manejo! Burkhard valora mucho su Atego 818, que comparte con varios compañeros conductores.
¡Maniobras con mano experta y un elogio para el manejo! Burkhard valora mucho su Atego 818, que comparte con varios compañeros conductores.
¡Maniobras con mano experta y un elogio para el manejo! Burkhard valora mucho su Atego 818, que comparte con varios compañeros conductores.
¡Maniobras con mano experta y un elogio para el manejo! Burkhard valora mucho su Atego 818, que comparte con varios compañeros conductores.
¡Maniobras con mano experta y un elogio para el manejo! Burkhard valora mucho su Atego 818, que comparte con varios compañeros conductores.
¡Maniobras con mano experta y un elogio para el manejo! Burkhard valora mucho su Atego 818, que comparte con varios compañeros conductores.
¡Maniobras con mano experta y un elogio para el manejo! Burkhard valora mucho su Atego 818, que comparte con varios compañeros conductores.
¡Maniobras con mano experta y un elogio para el manejo! Burkhard valora mucho su Atego 818, que comparte con varios compañeros conductores.
¡Maniobras con mano experta y un elogio para el manejo! Burkhard valora mucho su Atego 818, que comparte con varios compañeros conductores.
¡Maniobras con mano experta y un elogio para el manejo! Burkhard valora mucho su Atego 818, que comparte con varios compañeros conductores.
¡Maniobras con mano experta y un elogio para el manejo! Burkhard valora mucho su Atego 818, que comparte con varios compañeros conductores.
¡Maniobras con mano experta y un elogio para el manejo! Burkhard valora mucho su Atego 818, que comparte con varios compañeros conductores.

Burkhard es desde hace más de 25 años un eslabón de esta cadena logística que funciona a las mil maravillas. Sin embargo, proviene de un oficio bien distinto. «Soy carpintero de profesión, y después estuve tres años trabajando como marino». Más tarde, en un momento dado decidió cambiar de rumbo y convertirse en el «rey de la carretera». «En el curso para sacarme el carné me especialicé en camiones cisterna, lo que me permitió encontrar un trabajo inmediatamente», relata el conductor de Lübeck. Sin embargo, pronto le quedó claro que en ese sector no hay mucha libertad al volante y todo son estrictas normas de seguridad. «Por supuesto que es importante, pero me aburría mucho».



Listo para cualquier trabajo.

Entonces apareció una oferta de trabajo de la clínica universitaria que le vino como anillo al dedo. «Aquí no me traje solo el carné de conducir camiones», comenta Burkhard, «sino también experiencia de mis otros trabajos». Añade que como carpintero de obra aprendió a trabajar bajo las inclemencias del tiempo aunque a veces fuera doloroso. «Por eso no tengo problema en aceptar también trabajos que hay que hacer sí o sí». Por ejemplo, en el jardín de la clínica o en el servicio quitanieves. Afirma que en su época en el mar aprendió de verdad lo que es el trabajo en equipo, algo fundamental en el campus.

El cuentakilómetros de Burkhard, al que le gusta relajarse pescando después del trabajo, rara vez pasa de los 20 kilómetros en cada turno. Sin embargo, su tipo de logística urbana plantea exigentes requisitos en cuanto al material. «Aquí tienes que andar parando y arrancando continuamente, y eso no le va bien al vehículo». No obstante, subraya que nunca ha tenido problemas con el Atego por ello. «Está perfectamente construido y es muy fiable». Para que la plataforma elevadora trasera tampoco se estropee con tanto subir y bajar, la carrocería de furgón tiene adicionalmente una puerta en el lado derecho. Esto le permite a Burkhard cargar y descargar rápidamente objetos como cajas de medicamentos sin gastar innecesariamente el equipamiento. 


Desde un instrumento recién esterilizado …
Desde un instrumento recién esterilizado …
… hasta medicamentos de la farmacia de la clínica: en la UKSH se transportan todo tipo de mercancías.
… hasta medicamentos de la farmacia de la clínica: en la UKSH se transportan todo tipo de mercancías.
Muchos envíos llegan incluso sin conductor gracias a un sistema de transporte automatizado.
Muchos envíos llegan incluso sin conductor gracias a un sistema de transporte automatizado.
Muchos envíos llegan incluso sin conductor gracias a un sistema de transporte automatizado.
Muchos envíos llegan incluso sin conductor gracias a un sistema de transporte automatizado.
Muchos envíos llegan incluso sin conductor gracias a un sistema de transporte automatizado.
Muchos envíos llegan incluso sin conductor gracias a un sistema de transporte automatizado.

Rápido, sí... ¡pero sin apresurarse demasiado!

La mayoría de las rutas funcionan según planes fijos. No obstante, muchas veces Burkhard entra en acción de forma espontánea. Siempre hay alguna unidad en la que se necesita algo inesperadamente. Entonces debe ponerse en marcha rápido pero sin caer en una excesiva prisa. En efecto, el tráfico en el campus no es menos delicado que en las carreteras normales. «Aquí muchos peatones no cuentan con que haya coches y cruzan sin mirar». ¿Cómo conservar entonces la calma? «Yo lo tengo muy claro: en el recinto de una clínica no son los peatones los que molestan, sino más bien nosotros con nuestros vehículos, por importante que sea la ruta que estemos haciendo».

Y vehículos no faltan. Basta dar una vuelta para encontrarse con camiones de reparto, coches de visitantes y autobuses públicos. A eso se suman las bicicletas y las ambulancias. «Cuando llegan a toda prisa con la luz azul, tienen preferencia». Las carreteras del campus son amplias, pero también hay algún paso más estrecho. «Hay que conducir con mucha precaución», afirma Burkhard y aprovecha para elogiar el buen manejo y la magnífica visibilidad que ofrece su Atego. «Eso me facilita mucho el trabajo». ¡Como vemos, todo marcha de lujo en su pequeño coto vedado!


Fotos y vídeo: Sebastian Vollmert

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