Prueba de estrés: biatlón en Oberhof

Panorama

Una copa del mundo de lo extremo.

Primero demasiado poca, después demasiada: la nieve no acompañaba en la Copa del Mundo de Biatlón de la IBU en Oberhof. Pero el servicio ininterrumpido con el Arocs y otros camiones resolvió este problema.


Bosque de Turingia, principios de enero. El aficionado a los deportes de invierno no necesita más palabras para saber de qué estamos hablando: de la Copa del Mundo de Biatlón de la IBU en Oberhof (Alemania). Cada año compite aquí la élite de los tiradores deportivos y esquiadores de fondo. Oberhof es, junto con Ruhpolding y Antholz, una de las tres sedes legendarias de la Copa del Mundo de Biatlón.



A partir de diciembre, los preparativos van a toda marcha, y todo parece ir bien. Las pistas están preparadas para que empiece la competición. Pero entonces se produce el shock: «¡Durante una semana tuvimos casi primavera!», explica Christian Schleicher, de Daimler Truck AG, y ayudante desde hace años como voluntario en la Copa del Mundo. «Tuvimos mucha lluvia y, a menudo, temperaturas de dos dígitos». El viento era como un secador de pelo apuntando a la nieve. Todas las pistas ya preparadas se volvieron a descongelar».


Nieve para arriba, nieve para abajo: Mario Gottwald y Christian Schleicher condujeron en servicio ininterrumpido.


48 horas de servicio ininterrumpido.

¿La consecuencia? Las competiciones se aplazan un día. Y después, a trabajar. Hay que traer nieve. En el último momento, Christian Schleicher habla por teléfono con CharterWay de Núremberg. Allí responde al teléfono Mario Gottwald, que confirma espontáneamente un segundo Arocs. ¿Y de dónde sacamos al conductor? «Lo hago yo mismo, voy enseguida»; esa es la sencilla solución de Mario Gottwald.



Junto con el resto de ayudantes y camiones, comienza una verdadera maratón. Los depósitos de nieve dispuestos de manera preventiva debajo de lonas y en el pabellón de esquí son saqueados. Tras 48 horas de servicio ininterrumpido, y con unos 20.000 metros cúbicos de nieve, las pistas vuelven a estar listas. «Empezamos el martes por la noche, y el miércoles por la tarde los deportistas ya tenían al menos una pista de entrenamiento disponible. El jueves por la noche quedó claro que lo habíamos conseguido. Ya podía empezar la Copa del Mundo», nos cuenta Christian Schleicher.



La ironía del asunto fue que «el invierno volvió durante el evento. Entonces, la cosa fue al revés, y tuvimos que volver a llevarnos la nieve volquete a volquete».



Fotos: Daimler Truck AG

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