Maquinaria pesada para la obra: Manuel Ángel Casal conduce un Arocs 4853

Reportaje

Doce kilómetros de asfalto.

De la cantera a la obra: Manuel Ángel Casal hace rodar las piedras con su Arocs.


Nubes blancas de humo ondean sobre la cantera. Como todas las mañanas, Manuel Ángel Casal recoge aquí la piedra volada en su Arocs 4853. Porque sin su entrega, la obra de la A-54 no puede avanzar: se está construyendo un nuevo tramo de autopista.

«En Galicia, construir una autopista es un gran negocio», dice Manuel. El paisaje de montañas y valles es mucho más desafiante para los constructores de carreteras que las tierras llanas de otros lugares. En la A-54 hay que construir acueductos y puentes, rellenar terraplenes o eliminar colinas.



A pesar de las adversidades, la construcción del tramo de autopista se ha acelerado: el tráfico ya está en marcha en el primer tramo entre Santiago de Compostela y Arzúa. También se ha abierto la última sección. Para garantizar que la construcción continúe a buen ritmo, la empresa Batán Arenal, para la que conducen Manuel y sus compañeros, está utilizando toda una flota de Arocs para transportar la roca necesaria para el enlace de doce kilómetros de longitud.



Se acerca la tercera entrega del día, Manuel se da una vuelta alrededor del volquete antes de cargar. Forma parte de su rutina comprobar el estado del camión varias veces al día. Vale la pena: una piedra se ha encajado entre las ruedas dobles. 

De su bolsa de herramientas, Manuel saca un cincel y extrae la piedra, que mide unos 20°cm de largo y 12°cm de ancho. Satisfecho, comienza a cargar el vehículo.



Bien lubricado funciona mejor.

De camino a la descarga, Manuel ve de primera mano cuántas personas se necesitan para acometer la tarea. Los topógrafos, los obreros, los ingenieros, los constructores... y, por supuesto, los conductores.

Entre sus viajes, Manuel Ángel hace una pequeña pausa para lubricar los cilindros hidráulicos de la batea de su Arocs. Luego anota el día y la hora. «Es una especie de manía mía», confiesa. «Me gusta llevar la cuenta del mantenimiento y la limpieza».



Vuelve a ponerse en marcha. En el tramo empinado, que se ha vuelto especialmente resbaladizo debido a las fuertes lluvias del día anterior, ralentiza su ritmo. También supera este tramo sin ningún problema. «Puedo confiar al cien por cien en la tracción 8x6 de mi Arocs».



Increíblemente versátil.

Este hombre de 49 años lleva 25 años al volante y aún está lleno de ilusión. «Incluso a plena carga, el Arocs sigue siendo fácil de dirigir», dice. En el asfalto, Manuel aprecia el embrague del turbo ralentizador, además de la potencia del motor. «Me permite arrancar sin desgaste y prescindir de los forros de los frenos. Y frena el camión de forma muy fiable».

EL camionero no se plantea cambiar de trabajo. Disfruta demasiado de su trabajo diario, así como de las charlas con sus compañeros. «Nos contamos lo que ha pasado durante el día o cómo se puede conducir tal o cual camión. Siempre llegamos a la misma conclusión: Mercedes‑Benz es imbatible en la obra».


Manuel Ángel Casal.


Ahora el padre de familia está deseando poder conducir pronto con su mujer y sus dos hijos el coche por la nueva autopista que está ayudando a construir: «Apreciaré cada tramo llano y cada recta porque sé exactamente cuánto trabajo hay en ella».



Fotos: Begoña Tremps

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