4-Xtremes - Parte 46: momentos mágicos en El Hierro

Este año estamos a punto de batir un récord en lo que respecta a los billetes de transbordadores. Eso es lo que implica una expedición a las Islas Canarias como la que estamos realizando actualmente con nuestro Axor. Desde el último informe en RoadStars, nuestra lista se ha ampliado con tres travesías más: de La Gomera a Tenerife, de Tenerife a El Hierro, y finalmente de El Hierro de vuelta a Tenerife.

Pero por ahora, quedémonos en El Hierro, la isla canaria más pequeña y más occidental, a la que solo se llega con el ferry a través de Tenerife. Y mientras Tenerife mide más de 2.000 kilómetros cuadrados, El Hierro mide menos de 270 kilómetros cuadrados. En el Puerto de la Estaca, desembarcamos en la oscuridad, pasamos la noche en el puerto y a la mañana siguiente quedamos fascinados por los escarpados paisajes. Una impresión que se intensificará en los próximos días: el azul del Atlántico, las rocas de lava negras, los cráteres volcánicos rojos y extinguidos, la exuberante vegetación verde y las casas blancas en el centro. El Hierro es pequeño y remoto, pero tanto más espectacular y francamente mágico por ello. 

Olas de metros de altura.

Nuestro primer objetivo es el Valle de El Golfo, formado como resultado de deslizamientos de tierra hace más de 15.000 años. Hoy en día, el valle es fértil y se plantan piñas y plátanos. Y, por supuesto, el Atlántico está cerca y es extremadamente salvaje. Las olas chocan contra la costa, a veces a metros de altura Las olas azotan con especial fuerza una casita de roca oscura: un pequeño hotel. ¿Se puede dormir tranquilamente aquí?

Al final del valle, la carretera que antes era de dos carriles se vuelve estrecha. Pero El Hierro está poco poblado y el tráfico es escaso. Así que no perdamos la calma. Tras un corto trayecto en coche llegamos a la playa de Arenas Blancas. "Blancas": indica lo especial de la isla. En la mayoría de los lugares destacaría una playa negra. Pero como todo en la isla está hecho de lava, una playa blanca es una atracción. Por cierto, aquí también hay una playa roja.

Ráfagas violentas.

En otra excursión, descubriremos lo que significa «tormenta» en El Hierro. Vamos a seguir una carretera estrecha en zigzag por la montaña cuando nos encontramos con fuertes ráfagas de viento. Buscamos refugio en un cráter volcánico extinguido y queremos capturar en fotos la intensidad de la tormenta. Yo, Andrea, no puedo mantenerme erguido mientras fotografío. Al volver a la carretera, tengo que agarrarme una y otra vez cada vez que llega una nueva ráfaga. En las fotos no se ve mucho. En cambio, más tarde tenemos una sabina delante del objetivo, que los habituales vientos de otoño han doblado tanto que la copa toca el suelo.

Visitaremos un lugar especial en el suroeste de la isla: Punta de la Orchilla. Hasta finales del siglo XIX, definió ampliamente el meridiano cero, es decir, la longitud cero para numerosas cartas náuticas. No fue hasta 1884, a instancias de la potencia marítima de Inglaterra, cuando se estableció Greenwich como meridiano cero. Lo que queda es un modesto monumento.

Caminos sin pavimentar.

Una pista conduce hasta allí, señalizada como «Solo 4×4» (solo con tracción integral). Por primera vez desde hace mucho tiempo, reducimos la presión de nuestros neumáticos de 6 bar a 3,5 bar. Aunque ya habíamos conducido a través de campos de lava en los días anteriores, la sensación de aventura es superior en un trayecto no asfaltado. Al explorar los alrededores, descubrimos un canal de lava tan liso como un tobogán, no podemos resistirnos...

Desde aquí nos dirigimos hacia arriba, el punto más alto de El Hierro se encuentra a unos 1.500 metros sobre el mar. El camino se vuelve muy angosto en un tramo que corre paralelo a una pendiente pronunciada. Pero de alguna manera siempre funciona: replegamos los retrovisores, conducimos despacio, y dejamos que el acompañante tome el aire mientras mira por la ventanilla lateral hacia el abismo. A continuación, la cumbre queda envuelta en un manto de nubes. Así que volvemos a conducir con mucho cuidado, porque un vehículo podría venir hacia nosotros. Pero no nos cruzamos con nadie. De hecho, solo nos encontramos con un camión en la isla, pero en varias ocasiones. Es el camión de la basura en cuyo camino nos cruzamos en varios lugares. Al final, los chicos de la cabina nos saludan.

Fotos: 4-Xtremes