4-Xtremes – Parte 69: Por la antigua pista de grava rumbo al paraíso de los animales

Trelew se encuentra en la Ruta 3, la carretera principal en el valle del río Chubut. Sus coordenadas: 43°15S 65°18W. Su nombre, bastante peculiar para Sudamérica, se remonta a los colonos galeses que fundaron la localidad en el siglo XIX: «tre» significa «pueblo». Los edificios de la plaza principal de la ciudad, de casi 100 000 habitantes en la actualidad, nos retrotraen a esta época.

Sin embargo, la atracción literalmente más grande de Trelew no se descubrió hasta 2013: un esqueleto de dinosaurio que está considerado el más formidable del mundo. El Patagotitan mayorum medía unos 40 metros de largo y pesaba unas 70 toneladas. Actualmente se puede admirar una reproducción de su esqueleto al aire libre. Para poder exhibir los huesos reales, el museo local de paleontología aún debe construir una nave que sea lo suficientemente grande. En general, Argentina se considera el «país de los dinosaurios», pues se han encontrado restos de estos animales prehistóricos en más de 40 lugares.

La puerta a la naturaleza salvaje.

Para nosotros, Trelew también es la puerta de entrada a la naturaleza salvaje. Recargamos nuestras reservas de diésel, agua y alimentos, y emprendemos la Ruta 1. Desde que la Ruta 3 conduce más o menos en línea recta hacia el sur, la antigua carretera costera, una serpenteante pista de grava, ya apenas tiene importancia. Pero para nosotros, que disfrutamos viajando en el Axor, es mucho más interesante. Mike echa un vistazo casi a diario debajo del camión para descubrir posibles daños que pudieran haberse producido en alguno de los numerosos y largos pasajes llenos de baches que atravesamos. También tenemos que adaptar constantemente la presión de los neumáticos. Pero este pequeño esfuerzo vale la pena sin duda para la Ruta 1.

Por ejemplo, porque nos lleva a Punta Tombo: En esta alargada península vive una colonia de pingüinos Magallanes realmente gigantesca: probablemente, la más grande del mundo. Un millón y medio de estos animales viven y anidan aquí, lejos del asentamiento más cercano. Estos pingüinos no parecen haber tenido malas experiencias con las personas: en cualquier caso, están totalmente relajados.

En buena vecindad: pingüinos Magallanes y guanacos salvajes.

Observamos durante horas cómo los animales caminan tambaleándose desde el mar hasta las hondonadas del terreno o los arbustos, que les sirven de nidos para secar sus plumas al sol, pelearse o hacerse arrumacos. En este parque nacional, que se extiende por la península y el paisaje costero adyacente, viven en armonía con los pingüinos muchos guanacos. A diferencia de sus parientes, las llamas y las alpacas, que viven domesticadas por las personas, los guanacos se mueven libremente por la costa, y también por estepas, bosques y montañas.

Continuamos por la Ruta 1 a través de una naturaleza vacía de personas. Acampamos en la costa salvaje y cada noche nos sorprendemos por la increíble cantidad de estrellas que brillan sobre nosotros. Aquí no solo la carretera está encrespada: también lo está el mar. Una y otra vez vemos barcos naufragados oxidándose en la playa. En este tipo de trayectos es donde más apreciamos nuestro hogar sobre ruedas. Estar fuera de la civilización durante días y vivir la naturaleza es una experiencia maravillosa para nosotros.

Leones marinos muy cerca.

En una «estancia» o granja en mitad del páramo conversamos con su propietaria. Nos muestra en el mapa un punto en el que dice que hay una colonia de leones marinos. ¡A la costa! Los últimos kilómetros recorren un terreno privado, así que continuamos en bicicleta. Y entonces los descubrimos. Estos enormes animales son muy tímidos, de modo que nos acercamos a ellos sigilosamente. Hasta que podemos observar leones marinos y elefantes marinos a una distancia de unos cinco metros. ¡Y también olerlos!

Continuamos unos 400 kilómetros más por la pista de grava hasta que la antigua carretera costera, cerca del pequeño pueblo de Pampa Salamanca, vuelve a unirse con la asfaltada Ruta 3. Nuestra excursión ha durado más o menos una semana... y en ese tiempo solo nos hemos topado con tres vehículos. No tuvimos cobertura telefónica en todo el trayecto. Pero no tardamos mucho en que se nos olvidara por completo.

Fotos: 4-Xtremes