Alergia primaveral: El enemigo invisible

Reportaje

Consejos para conducir en primavera.

La polinización es un proceso natural de todas los árboles y plantas, pero en primavera las altas concentraciones de polen pueden provocar la aparición de sintomatología alérgica en las personas más sensibilizadas. Son precisamente estos síntomas, sumados a la acción de los fármacos para su tratamiento, los que pueden llegar a producir situaciones de riesgo durante la conducción. Para evitarlo es necesario conocer cuales son los alérgenos, cómo actúan en nuestro organismo y de qué forma los conductores pueden defenderse y prevenir sus efectos negativos sobre la seguridad vial.


Según datos de la Sociedad Española de Alergología en nuestro país más de nueve millones de personas sufren algún tipo de patología alérgica y en el horizonte de 2030 se espera que la población afectada por este tipo de trastornos alcance el 30%.

Es precisamente en los meses de primavera (marzo, abril, mayo y junio) cuando de forma estacional se incrementa la incidencia y síntomas de la llamada alergia primaveral o fiebre del heno, que desde el punto de vista de la conducción y la seguridad vial pueden llegar a provocar situaciones de riesgo.

Aquellas personas que sufren este tipo de alergia presentan una sintomatología muy característica (irritación de ojos e hinchazón de párpados, congestión nasal o rinitis, picor de garganta, estornudos, problemas respiratorios, fatiga generalizada, etc), trastornos que en su conjunto suponen una merma de las capacidades sensitivas de los conductores.


«Durante cinco segundos de estornudos un conductor puede llegar a recorrer 125 metros sin prestar atención a la carretera».


En este sentido la Dirección General de Tráfico (DGT) advierte, que conduciendo a una velocidad de 90 km/h un estornudo o sesión de estornudos de cinco segundos de duración supone que durante 125 metros circulemos sin prestar la suficiente atención a la carretera.

Por otro lado, los expertos alertan de que el 50% de los alérgicos sufren de alteraciones del sueño, un trastorno que en el caso de los conductores profesionales puede verse potenciado por los niveles de estrés derivados de su actividad laboral.


Qué provoca la alergia.

Alergias hay muchas y también son muchas las sustancias y elementos que las provocan, pero en el caso concreto de la alergia primaveral el polen es el principal causante. 

El polen son granos microscópicos que se desprenden de las plantas masculinas con el objetivo de fecundar a las femeninas. Estas partículas se quedan en suspensión en el aire (un mililitro de aire puede contener hasta 3.000 pólenes) entrando en contacto con nuestro cuerpo a través de las vías respiratorias, ojos, piel, etc.

Aquellas personas cuyos organismos son especialmente sensibles a la presencia del polen, desarrollan de forma estacional los síntomas característicos de la alergia primaveral. Estos síntomas vienen provocados por la histamina, una sustancia que nuestro cuerpo segrega de forma natural como respuesta inmunitaria frente al polen agresor. 

¿Dónde está el problema? Pues que no todas las personas que sufren alergia primaveral son sensibles a los mismos pólenes y que por otra parte la floración y polinización de las plantas, dependiendo de las regiones y de las diversas condiciones climáticas, pueden presentar un calendario diferente, de forma que teniendo en cuenta la alta movilidad de los conductores profesionales se hace difícil prever la aparición de los síntomas alérgicos.

Por esta razón los ambientes frescos y húmedos siempre son de agradecer, porque con ello los granos de polen se pegan al suelo y dejan de estar en suspensión en el aire.


Debemos evitar conducir durante la salida y la puesta de sol, cuando se dan las mayores concentraciones de polen.
Debemos evitar conducir durante la salida y la puesta de sol, cuando se dan las mayores concentraciones de polen.
Unas gafas de sol polarizadas y homologadas para la conducción ayudan a protegernos contra los efectos del polen.
Unas gafas de sol polarizadas y homologadas para la conducción ayudan a protegernos contra los efectos del polen.

Cómo debemos conducir en primavera.

Los camiones de nueva generación disponen de sistemas de climatización optimizados que hacen innecesario trabajar con las ventanillas abiertas, un hábito laboral que en cualquier caso es muy desaconsejable en primavera y en cualquier otra estación del año. 

Además, las cabinas disponen en la actualidad de eficaces filtros antipolen que impiden que estos alérgenos puedan llegar a penetrar en el interior del habitáculo, circunstancia que facilita una atmósfera de trabajo más confortable y limpia de impurezas.

Con este objetivo como meta es muy importante comprobar antes y durante la estación primaveral que estos filtros cumplen con su función correctamente y en caso necesario proceder a su recambio, ya que un filtro en malas condiciones no nos servirá de mucho.


«En primavera los periodos de más riesgo alérgico coinciden con las horas del amanecer y del atardecer».


Por otro lado, hay que tener en cuenta que a lo largo del día las concentraciones de polen no son las mismas. En este sentido los horarios de mayor riesgo de alergia coinciden con la salida y la puesta del sol, de forma que los conductores deben tener una especial precaución durante las horas del amanecer y del atardecer.

Aquellas personas sensibles a la alergia primaveral es muy aconsejable que utilicen gafas de sol para conducir, puesto que en primavera los ojos son una de las zonas de nuestro cuerpo más vulnerables al estar muy expuestas a la acción de la luz y de los alérgenos. 

Es importante que estas gafas sean polarizadas y específicamente homologadas para la conducción, porque de otro modo pueden convertirse en un problema más que en una solución.

Cuidado con los fármacos.

Frente al polen el sistema inmunitario de una persona con sensibilidad alérgica responde produciendo histamina. Desde un punto de vista farmacológico la solución a los síntomas de la alergia primaveral son los antihistamínicos, aunque como efecto secundario negativo estos medicamentos producen mayor o menor somnolencia, una circunstancia de riesgo para todos los conductores. 

Al actuar sobre el sistema nervioso central este tipo de fármacos no deben utilizarse mientras se conduce o cuando se vaya a conducir en un corto periodo de tiempo desde su ingesta. Además, los antihistamínicos también pueden producir otros síntomas perjudiciales para la seguridad vial, como visión borrosa, descoordinación, mareos, etc.

Por otro lado, los conductores tienen que saber que la mezcla de antihistamínicos y alcohol es una bomba de relojería, porque el consumo de bebidas alcohólicas agudiza los efectos sedantes de los antihistamínicos.


Un correcto mantenimiento de los filtros nos permitirá refrescarnos con el aire acondicionado y mantener cerradas las ventanillas durante la conducción.


Cómo podemos defendernos del polen.

Si somos conductores profesionales y sufrimos de alergia primaveral lo mejor es someternos a un control médico exhaustivo en cuanto a los fármacos y que puntualmente nos informemos a través de la web de la Sociedad Española de Alergología de cuáles son las concentraciones de pólenes previstas en las provincias y ciudades por las que vayamos a transitar. Ello permitirá que podamos prever y adoptar con anticipación las correspondientes medidas de protección.


«No es aconsejable conducir con ventanillas abiertas, porque con ello facilitaremos que los pólenes penetren en el interior de la cabina».


Es importante que nos mantengamos hidratados en todo momento, el agua es en estos casos un buen antídoto, y en el caso de encontrarnos con altas concentraciones de pólenes es aconsejable el uso de mascarillas, sin olvidarnos por supuesto de las gafas de sol. 

A pesar de su tamaño microscópico los granos de polen no pueden superar el filtro de las mascarillas y con ello estaremos impidiendo que puedan penetrar en nuestro organismo a través de las vías respiratorias.

Otra buena decisión es no utilizar la misma ropa para conducir y para salir de nuestro camión durante los descansos o cuando vayamos a repostar, porque el polen se queda impregnado en la vestimenta, zapatos, etc, pasando después al interior de la cabina.

Finalmente, apuntar que en las zonas urbanas e industriales a la acción de los alérgenos hay que sumar los altos niveles de contaminación atmosférica, por lo cual es en estas áreas donde los conductores deben tomar más precauciones.

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