Inundaciones en el valle del Ahr: «la disposición para ayudar es sobrecogedora»

Reportaje

Ayuda, ¡ya!

En el valle del Ahr, los voluntarios han comenzado las tareas de desescombro rápidamente y sin burocracias.


Benjamin Budick tuvo la catástrofe casi a la puerta de su casa. Solo a 50 kilómetros de su puesto de trabajo, en el centro de vehículos industriales de Coblenza, el Ahr se desbordó provocando el caos. Él lo tuvo claro: no había tiempo para lamentarse, había que arrimar el hombro. ¿Cómo podemos ayudar a los afectados rápidamente y sin papeleos? El director de servicio encontró la respuesta rápidamente y, con ella, a muchos voluntarios.



Tracción integral contra el caos.

Budick y sus compañeros sacaron diez volquetes de tracción integral de su letargo veraniego. Los Arocs 2036 AK son parte de la flota de CharterWay y se encargan del servicio invernal en Renania-Palatinado. Con gran rapidez, el equipo desmontó las palas quitanieves y los esparcidores de sal: los volquetes estaban preparados.

Mientras, una red de ayuda en torno a Christian Coutelle, gerente del concesionario Mercedes‑Benz AHG Newel, había organizado a conductores y voluntarios de toda Alemania, unos 100 en total. Benjamin Budick: «Christian Coutelle y el Lions Club Marcodurum Düren también se encargaron de la dirección de todas las intervenciones en la región». Desde la idea a la intervención del primer Arocs pasaron solo 24 horas. Los diez camiones con tracción integral están disponibles durante cuatro semanas para las tareas de desescombro del valle del Ahr. Cada día, recogen más de 1.000 toneladas de escombros, piedras y basura.



«Me ha sobrepasado la disposición a ayudar que ha mostrado la gente llegada al valle del Ahr», cuenta Benjamin Budick. «Empresarios de toda Alemania han organizado a su plantilla en muy poco tiempo con tractores y camiones, han cargado excavadoras y palas cargadores y han venido aquí a echar una mano. Nadie se lo ha pedido, nadie se lo ha pagado, lo han hecho asumiendo los costes y también el riesgo».


Benjamin Budick (centro) con compañeros y voluntarios.


Fotos: Daimler AG

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