4-Xtremes – Parte 1: con los Kammermann por la República Checa

¡Al fin algo de fresco! El cielo está negro, huele a tormenta de verano. Acabamos de volver de nadar en el lago de Rozkoš, en el norte de la República Checa. Solo quedan unos kilómetros hasta Polonia, pero todavía no podemos ponernos en marcha. No os preocupéis, ¡no se trata de otra pausa forzada! Solo tenemos que esperar a que se marchen los coches que tenemos alrededor.

Originalmente, la República Checa no formaba parte de la ruta de nuestro «4-Xtremes – The World Tour», que durará tres años. Pero, tras los meses de paralización a causa del coronavirus, tuvimos que rehacer la planificación. Ahora estamos aquí, en el corazón de Europa, y nos sentimos bien. No pasa nada si salimos un poco más tarde del lago para buscar un lugar donde pasar la noche.

Siguiendo la pista a la Pilsener.

Tras salir de Alemania, nuestra primera parada fue Pilsen, en el oeste de la República Checa. En la ciudad de origen de la cerveza homónima, visitamos la cervecería donde nació la cerveza Pilsener. En ella se pueden visitar bodegas de cerveza antiguas y nuevas, así como un sistema de túneles de nueve kilómetros de longitud que antaño se utilizaba como almacén. ¡Muy interesante!

Durante los siguientes días, hicimos zigzag en dirección al sureste. Aquí, las autopistas conducen hasta Praga formando una estrella. Sin embargo, si tu destino no es la capital, que se encuentra en el centro, sino que quieres cruzar el país, deberás recorrer muchas pequeñas carreteras nacionales. De todos modos, este tipo de rutas suelen gustarnos más, pues permiten atravesar muchos pueblos y ver los rincones más auténticos.

Búsquedas de aparcamiento que ponen a prueba la paciencia.

Muchas carreteras secundarias están limitadas a vehículos de hasta doce toneladas. Esto se adapta bien a nuestro Axor, ya que eso es casi lo que pesa con el combustible a tope y el depósito de agua lleno. Además, con nuestros escasos ocho metros de largo, también nos movemos bien en los pueblos donde la longitud máxima para pasar es de diez metros. A veces nos preguntamos cómo se las apañarán los camiones más largos.

El día a día en la República Checa está regulado, como ya esperábamos. Además de las restricciones, hay muchas prohibiciones de circulación y aparcamiento, por lo que no es nada fácil encontrar lugares bonitos donde acampar. Hasta ahora, nos hemos quedado casi siempre en aparcamientos o en las proximidades de lugares turísticos o campos de fútbol.

Mucha lluvia y muchos huesos.

Otra cosa que limita las opciones: está lloviendo más que en años, según un conocido checo, lo que descarta los aparcamientos en el bosque o cerca de él, pues hay demasiado barro. Además, en las lindes de los bosques con hierba alta hay muchísimas garrapatas, lo que podría ser peligroso para nuestra perra Aimée.

Maravillas rocosas.

Al día siguiente, hicimos una excursión a la Suiza bohemia y visitamos la Prebischtor, el arco de rocas natural más grande de Europa. Después, nuestros amigos pusieron rumbo a Alemania, y nosotros hacia el este. Nuestro destino era Hruboskalské skalní město, la gran ciudad de roca: una zona de piedra caliza por la que hicimos varias rutas a pie y cuyas formaciones rocosas nos maravillaron.

Incluso estando de viaje, hay que hacer tareas cotidianas: lavar, recoger y limpiar. Pero, en una superficie habitable de diez metros cuadrados, el trabajo se hace rápido y queda tiempo para planificar la ruta. Por eso, ya sabemos el camino que tomaremos para descubrir Polonia, el siguiente destino de nuestro viaje. ¿Seguiremos el plan? ¡Ya lo iremos descubriendo!

Fotos: 4-Xtremes