4-Xtremes: los Kammermann comienzan su gran «World Tour»

Nosotros mismos apenas nos lo creemos: tras muchas semanas de incertidumbre, en un par de días se dará el pistoletazo de salida del «4-Xtremes – The World Tour», nuestro viaje de tres años con el Axor de expedición. Sin duda, a causa de la tensa situación actual, el viaje se desarrollará de forma diferente a lo que estamos acostumbrados. Cumpliremos las normas de higiene y deberemos seguir con atención las noticias. Pero lo haremos con gusto con tal de volver a estar donde mejor nos sentimos: on the road.

Quizá os acordéis: a mediados de marzo, estábamos en el centro de vehículos industriales de Mannheim para que el servicio posventa diera los últimos repasos a nuestro camión antes de nuestro viaje. Queríamos salir un par de días después. Sin embargo, mientras todavía seguíamos en Alemania, se cerraron las fronteras en toda Europa y mucho más allá. Seguramente os podréis imaginar que no teníamos ni idea de cómo debíamos actuar.

Rendirse no era una opción.

Rendirnos no era una opción para nosotros, por lo que no nos quedó más remedio que esperar. Tras reflexionar un poco, decidimos no regresar a Suiza y, en lugar de eso, aprovechar el tiempo para hacer un viaje por Alemania. Nos informamos sobre las medidas y las regulaciones de los distintos Estados federados y, después, elegimos los destinos.

Así, por ejemplo, caminamos por Südharz y visitamos el castillo de Marienburg, cerca de Hanóver. En Sajonia pudimos al menos ver brevemente el puente de Bastei, en las montañas de arenisca del Elba. Y en el trifinio de Baviera, Hesse y Turingia, descubrimos el Páramo Negro, donde estuvimos controlados por la policía. Los agentes nos aseguraron que no estábamos incumpliendo ninguna disposición legal y que estábamos muy bien protegidos gracias a nuestro estilo de viaje, pues solo éramos dos personas viajando y evitábamos las multitudes.

–  Andrea y Mike Kammermann

El confinamiento también tiene su lado bueno.

Así, el confinamiento también tuvo un lado bueno para nosotros: ahora conocemos mejor nuestro país vecino del norte. Además, nunca habíamos viajado con tanta lentitud. Por lo general, nos quedábamos unos tres o cuatro días en el mismo lugar y, después solo nos desplazábamos entre 20 y 30 kilómetros. Una forma de viajar totalmente nueva y tranquila para nosotros.

No obstante, tras cinco semanas decidimos regresar a Suiza. La situación nos había proporcionado tiempo extra para preparar nuestro viaje por el mundo y queríamos aprovecharlo. Durante esta fase, adaptamos diariamente nuestra ruta, sin saber qué podríamos hacer en cada momento, pues era extremadamente difícil encontrar información actualizada y fiable.

Frío escandinavo en lugar del calor veraniego de Irán.

Pero ahora es seguro: iremos primero en dirección al Cabo Norte. Así podremos pasar el verano y el otoño en Escandinavia y otros países europeos. Por un lado, partimos de la base de que, en vista de la situación actual, en Europa será más fácil viajar y, por otro lado, allí tendremos temperaturas agradables.

Después, tenemos dos opciones: podemos atravesar Turquía, a donde Mike podrá regresar a partir de agosto después de que se lo prohibieran por un problema con el visado durante nuestro último viaje, y luego Irán en dirección a la península Arábiga y África. O bien podemos poner rumbo a Sudamérica con nuestro camión. La opción que elijamos dependerá de cómo se desarrolle la situación, por lo que debemos estar siempre informados y mantener la flexibilidad.

El tiempo dictará el camino.

En cuanto al resto de destinos, atravesaremos el continente americano, como estaba previsto, hasta la bahía Prudhoe, en el norte de Alaska, y conduciremos desde el extremo oriental de Rusia hasta Europa pasando por Asia central. El tiempo será el que dicte el orden en que sucede todo esto y dónde terminará finalmente el «4-Xtremes – The World Tour». 

Además, estos últimos meses han tenido otra ventaja, y es que nos han dejado más claro que nunca lo libres que somos gracias a nuestro Axor de expedición. Tanto en Suiza como en Alemania, hemos extraído agua de ríos y lagos, hemos tenido energía eléctrica más que de sobra y solo hemos tenido que comprar alimentos. Como hemos recorrido tan pocos kilómetros, la última vez que repostamos fue hace más de un mes. En carreteras asfaltadas, un depósito es suficiente para recorrer la friolera de 3.000 kilómetros.

Además, tenemos un nuevo acompañante a bordo: una bici que compramos por 30 euros y que nos ayudará a realizar compras pequeñas, pues sin duda tendremos que hacer muchas en el día a día de nuestro «World Tour» de tres años. Como ya os imagináis, estamos deseando conocer nuevos lugares, idiomas que nunca habíamos escuchado, probar manjares locales, tener encuentros interesantes... y, simplemente, ponernos en marcha otra vez.

Fotos: 4-Xtremes