Trabajo en el Tirol: Tobias Helbing y su Arocs 2663

Reportaje

Un trabajo milimétrico.

Durante la subida, el camino puede estrecharse. Un equipo de Wacker GmbH transporta cargas voluminosas a más 2.000 metros de altura.


El lugar de estacionamiento en el valle recuerda a una película de carretera por el oeste de Estados Unidos. Directamente en la carretera nacional 171, justo antes de la última rotonda, desde la que se asciende a más de 2.000 metros, hay una especie de cafetería americana, una mezcla de gasolinera antigua y restaurante de comida rápida. Un deteriorado vehículo clásico hace el que probablemente sea su último trabajo como pieza de decoración. Los fines de semana hay encuentros de motoristas aquí. Ahora, a mitad de semana, el aparcamiento está vacío.

Seis horas después: las luces del convoy tiñen de naranja las instalaciones. Tobias Helbing vuelve a comprobar su carga. Los 200 kilómetros por la autopista no han sido tan complicados. Los vehículos acompañantes se han encargado de que hubiera suficiente espacio alrededor del tren con remolque. «Ahí tenemos dos carriles para nosotros, la autopista no es para nada el problema», dice Tobias. Es a partir de aquí cuando se necesitan unos nervios de acero.


En los 19 kilómetros hasta el destino, hay tramos con un desnivel de hasta el 16 por ciento, además de travesías y caminos sinuosos. El viaje lo tiene todo. «Le exigimos mucho al camión», dice Tobias, que ya se ha vuelto a sentar en la cabina de su Arocs. «A veces estamos al límite de potencia». 

Tobias tiene 30 años y conduce desde los 18. Casi siempre transporte pesado. No es la primera vez que le toca el destino de hoy, en los Alpes tiroleses. Una empresa de maquinaria para la construcción de Baden‑Wurtemberg ha encargado a Wacker GmbH, empresa para la que conduce Tobias, el transporte de varios vehículos dumper. Los megavolquetes se transportan en dos partes. La cubeta no se monta en el chasis hasta haber ascendido la montaña. La cubeta tiene ya unas dimensiones descomunales:. mide casi seis metros de ancho, 18,5 metros de largo, 4,30 metros de alto y pesa 55 toneladas. ¿Cómo se transporta una pieza tan enorme por curvas tan estrechas?


«Le exigimos mucho al camión aquí. A veces estamos al límite de potencia».

– Tobias Helbing, conductor de Wacker



Curvas estrechas, travesías angostas.

Tobias toma la primera curva aún a velocidad de marcha. En la segunda, va más lento. Es un placer escuchar cómo trabaja el OM 473, la potencia de 460 kW no es silenciosa. En la pantalla de Tobias se ilumina el símbolo del turboembrague retardador. Este se va a utilizar con todavía más frecuencia en los próximos 40 minutos. El tren con remolque se arrastra por la curva a la izquierda en modo de maniobra. La empinada pared al borde de la carretera está ahora tan cerca, que ocupa toda la vista desde la cabina. Tobias ha girado el volante casi por completo. Uno de los compañeros de las furgonetas le indica por radio cuánto espacio queda hasta la pared por detrás a la derecha. Por delante, solo quedan unos centímetros… Tobias sonríe: «Cabe. La última vez también lo conseguimos». Como si siempre fuera tan fácil.



Árboles, letreros, muros de piedra.

El trabajo que él y su equipo realizan con cada transporte debe ser milimétrico. Y siempre se suma algo. Condiciones meteorológicas, oscuridad, nuevos obstáculos… Hoy, al menos, el tiempo es bueno, ya es casi verano. «Las primeras veces que vinimos hasta aquí arriba, fue más complicado. La nieve y el hielo no lo ponen más fácil. Incluso el viento puede afectar al trayecto, ya que la cubeta ofrece una gran superficie de ataque», dice Tobias. 

Ahora conduce hacia una pequeña localidad. Y atraviesa otro punto crítico del viaje, pues la ruta se vuelve a empinar. Justo después, al equipo le espera un recorrido de 400 metros lleno de árboles, letreros y muros de piedra. El tejado de una casa sobresale hasta la carretera. Otro trabajo de precisión y, otra vez, el vehículo avanza a velocidad de peatón. La última vez, el transporte salió bien pero, ¿quién sabe qué ha cambiado desde entonces? «Los árboles cambian constantemente y nuestra carga no es siempre la misma». 



El camión se detiene a la salida del pueblo. ¿Pasa algo? Tobias: «Vamos a desmontar la valla del ganado. Es demasiado alta». La carga tiene 1,10 metros de espacio hasta el suelo. Con un ancho de 5,90 metros, sobresale mucho de la calzada, que ahora es más estrecha.

Las sinuosas curvas ascienden kilómetro a kilómetro y, de cuando en cuando, vuelven a bajar de forma pronunciada. «En esta situación también se utiliza el turboembrague retardador, el freno no lo necesito aquí».

El tren con remolque de siete ejes llega al aparcamiento donde se montará la cubeta sobre el chasis en los próximos días. Por la ventanilla abierta entra un viento fresco, aquí hace unos diez grados menos que abajo en el valle. En las laderas todavía hay nieve.



El desacoplamiento lo dejan para mañana. Tobias habla brevemente con sus compañeros de los vehículos acompañantes. «Claro, el trabajo lo hago con pasión. No se puede hacer de otra manera. ¿A quién le gusta dormir en la autopista?», dice. En cualquier caso, esta noche disfrutará de la calma de los Alpes. 


Fotos: Matthias Aletsee
Vídeo: Martin Schneider-Lau

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