4-Xtremes – Parte 58: ¡Bienvenidos al país de las curiosidades!

Ríos salvajes, frambuesas frescas y árboles de los deseos.

De camino hacia el castillo, paseamos por el parque de la ciudad y admiramos cómo se cuida con la máxima delicadeza el reloj de flores más antiguo del mundo. A medida que nos acercamos al castillo, cada vez hay más gente. Allí se celebran dos eventos: el Fringe Festival, que ofrece principalmente actuaciones de teatro y comedia, y el Royal Edinburgh Military Tattoo, el mayor festival de música de Escocia. Además de la parte predominantemente militar, desde hace algunos años ofrece cada vez más actuaciones de baile y canto. Por desgracia, las entradas están agotadas, pero podemos ver las diferentes bandas marchando. Con el castillo de Edimburgo al fondo, es algo realmente espectacular. 

Después de la gran ciudad, nos adentramos durante unos días en el bosque Hermitage. Un paisaje de cuento, con ríos salvajes, frambuesas frescas y árboles de los deseos. Lleno de una densa vegetación verde, ofrece un agradable contraste con las aglomeraciones de los últimos días.

Más escocés, imposible: los Highland Games.

Cuanto más al norte llegamos, más estrechas son las carreteras. A menudo, de un solo carril, con algún que otro ensanchamiento de vez en cuando. Aquí, al parecer, se aplica la ley del más fuerte: a nuestro Axor siempre le dejan pasar de inmediato. En mitad del Parque Nacional de los Cairngorms (no existe mejor telón de fondo que este paisaje baldío y sobrio, con empinadas pendientes rocosas sobre lagos de color azul metálico), en un pequeño pueblo nos topamos con los Highland Games. Desde Pipe Bands, es decir, bandas con gaitas y tambores, pasando por lanzamiento de martillos, de pesos y de troncos de árboles, hasta bailes de las Highlands, vivimos en primera persona todos los tópicos escoceses. A juego con todo ello, en este día, el tiempo también es el típico del país: al sol le siguen nubes oscuras y lluvias. De camino por las colinas, de vuelta al Axor, pasamos en bicicleta junto a bueyes de las Tierras Altas, ciervos y ovejas: con ello, en apenas un día ya hemos visto casi todo lo imprescindible de Escocia.

Excursión al lago Ness.

Continuamos nuestro viaje por las Highlands a través de la antigua carretera A 939, y admiramos cada rincón. El brezo de color púrpura resplandece sobre amplias llanuras bajo el sol, adornando las colinas. Nos encanta, queremos más y más. Finalmente, llegamos al puente de Gairnshiel, que fue construido en 1749 y, debido a su gran antigüedad, solo está autorizado para vehículos de hasta 18 toneladas. Por suerte, eso no nos afecta, pues el Axor pesa doce toneladas, y podemos seguir conduciendo sin problemas.

Por fin llega el momento, y emprendemos rumbo al norte para conocer el destino definitivo de Escocia: el lago Ness. Aún sabiendo que estará lleno de turistas, no podemos perdérnoslo: las historias que rodean a este lugar son demasiado legendarias. Naturalmente, no vemos el monstruo, pero visitamos el interesante y divertido museo que cuenta la historia de Nessie y las investigaciones que se han hecho sobre él. Sin embargo, a nosotros se nos refuerza la conclusión de que la leyenda del lago Ness se basa más en un extraordinario marketing que en avistamientos reales. No obstante, el lago bien merece una visita.

Fotos: 4-Xtremes