Un Unimog en Invernalia

Reportaje

La quitanieves de David Herrero.

Todos los inviernos las quitanieves se convierten en las herramientas más valiosas para mantener abiertas y transitables muchas de las autovías y carreteras nacionales de nuestro país. Pero para muchas personas que viven en pueblos alejados de las grandes ciudades y de las vías de comunicación más importantes, el invierno no puede significar quedarse aislados. Ese es precisamente el trabajo de David Herrero, que con su Unimog 530 consigue que la vida de doce pueblos y 300 personas de la montaña palentina no se detenga por culpa de la nieve. Y lo consigue.


Son las 7 de la mañana en la localidad palentina de San Salvador de Cantamuda. Como otros muchos días durante este invierno David Herrero pone en marcha el motor de su Unimog U530, el mayor modelo portaimplementos de esta gama de camiones especiales de Mercedes-Benz Trucks.

Ayer estuvo en Cervera de Pisuerga cargando sal y en la nave donde guarda el Unimog, que cuenta con un depósito de gasoil de 1.000 litros. “Hay que estar prevenidos por lo que pueda pasar, porque no sería la primera vez que hay que tirar de reservas para hacer frente al trabajo”

Hace diez años David comenzó retirando nieve con un tractor New Holland de 250 CV, pero con los 300 CV de su «Goliat» las cosas han cambiado bastante para mejor. “Ahora puedo hacer -nos comenta- el doble de trabajo y encima con más seguridad, más confort y con más facilidades a la hora de cambiar la cuña y la fresadora”.

No para de nevar y el termómetro marca -7ºC, aunque durante la noche el mercurio ha descendido por debajo de los -10ºC. Es precisamente con mal tiempo cuando David y su quitanieves son más necesarios que nunca. 



Doce pueblos y 300 habitantes.

Hace unas semanas David estuvo trabajando 72 horas seguidas liberando de nieve y hielo el tramo de la CL-627 entre San Salvador de Cantamuda y el puerto de Piedrasluengas situado a 1.390 metros de altitud, justo en el límite entre Palencia y Cantabria. Son poco más de 12 kilómetros, pero con muchos ramales a derecha e izquierda.

Al otro lado del puerto las quitanieves cántabras se encargan de mantener abierta la carretera hasta Potes por el valle de Liébana y el desfiladero de La Hermida, aunque más de una vez David tiene que cruzar «la frontera» para ayudar a algún compañero. “Aquí aburrirte no te aburres”.


«Durante la estación invernal David Herrero atiende con su quitanieves a un total de doce pueblos de la montaña palentina con una población de 300 personas».


En total David atiende una docena de núcleos de población (San Salvador de Cantamuda, Camasobres, Lores, Areños, Piedrasluengas, El Campo, Casas Vegas, San Juan de Redondo, Los Llazos, Lebanza y Arroyo). En total son 300 las personas que en invierno se benefician de un trabajo que permite que estos pueblos permanezcan comunicados por carretera. 

El problema -se queja David con una sonrisa- es que en invierno no puedes contar con festivos, fines de semana o vacaciones, porque cuando llega la nieve hay que retirarla sea el día y la hora que sea”.



De la obra a la quitanieves.

David nació en Lores, uno de los pueblos que hoy atiende con su quitanieves, aunque tras finalizar los estudios profesionales de aparejador se trasladó al País Vasco para trabajar en la construcción.

En 2008 la crisis del sector le obligó a regresar a su tierra y hoy, con 42 años, casado y con dos hijos, vive en Aguilar de Campoó y todos los días madruga para estar puntual a la cita con su anaranjado compañero de fatigas.

David trabaja para el ayuntamiento de San Salvador de Cantamuda y el Unimog U530 es una cesión de la Diputación de Palencia. Cuando llega la primavera deja la quitanieves y se dedica a asegurar que los doce pueblos de su zona disponen de agua potable. “Cuando llegué, en verano muchos pueblos tenían escasez de agua porque nadie realizaba el mantenimiento necesario. Hoy eso ya no ocurre”.

Su jornada de trabajo comienza sobre las 8 horas y finaliza sobre las 15,30 horas, pero como dice uno sabe cuándo comienza pero no cuando acaba, porque si existe alerta de nieve todo puede cambiar en cuestión de horas e incluso de minutos.

Lo normal es que realice dos «pasadas» quitando nieve (si es necesario) y esparciendo sal, pero muchas veces su móvil suena porque algún vecino o ganadero necesita de su ayuda. “El invierno de 2015 -recuerda- fue el peor, mucho peor que la famosa Filomena. Había que trabajar de noche, con el riesgo añadido que ello supone, y en la carretera la nieve casi llegaba a la altura del camión. Fue impresionante”.



Una jornada con David.

En apenas diez minutos David cambia la cuña quitanieves por la fresadora y nos ponemos en marcha a través de un paisaje que impresiona y que al mismo tiempo mete un poco de miedo. El termómetro continúa en -7ºC. ¡Estamos en Invernalia!

El Unimog U530 enfila la CL-627 mientras el motor OM-936 trabaja con tranquilidad a la espera de mayores exigencias. La tracción integral, los neumáticos de invierno y las altas capacidades de los ejes nos mantienen afianzados a un asfalto que apenas se deja ver bajo la nieve.

David nos indica los ramales por los que tiene que transitar y donde los 3.350 mm de batalla de su quitanieves son los justos para maniobrar con cierta solvencia. “Imagina venir aquí de noche y nevando. Tienes que conocer muy bien donde te metes para no tener problemas”.

Pasado Camasobres enfilamos hacia el Desfiladero de la Hoz, “en esas montañas nace el río Pisuerga”, señala, y a partir de ahí la carretera se empina. Tenemos que pasar de 1.100 metros a 1.390 metros en tan sólo 12 kilómetros, pero el Unimog ni se inmuta.

Cuando es necesario David acciona los interruptores que hacen que los ejes puedan maniobrar de forma solidaria o cada uno en una dirección, y llegados al puerto de Piedrasluengas pone en marcha la fresadora sirviéndose esta vez de la toma de fuerza delantera y de la caja hidrostática EasyDrive, que anula el cambio convencional y que permite trabajar a bajas velocidades sin esfuerzos para el embrague.


«Gracias a su nivel de tecnología y a sus altas prestaciones el Unimog U530 facilita que David pueda realizar el doble de trabajo».


A las 15 horas -sigue nevando- estamos de vuelta en San Salvador de Cantamuda, pero la borrasca «Isaac» parece que no tiene intención de dar una tregua. “Posiblemente hoy no pueda regresar a casa -nos adelanta-. Voy a esperar hasta la caída de la tarde para ver cómo evolucionan las previsiones”.

La vida de doce pueblos y 300 personas depende de que David Herrero cumpla con su trabajo. Y ya os decimos que este tío cumple.

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