El histórico Puente de Amposta

Reportaje

El Brooklyn español de la N-340.

Los camioneros más veteranos no han olvidado que para entrar o salir de Amposta camino de Barcelona o de regreso hacia tierras de Castellón y Valencia, la vieja N-340 -hoy transformada en la moderna A-7- cruzaba el río Ebro a través del llamado «Brooklyn español». Este histórico puente de 134 metros de longitud y 24 metros de altura, que entró en servicio en 1921 sin haber sido inaugurado, puede presumir de ser el segundo puente colgante del mundo construido en hormigón por detrás del neoyorquino puente de Brooklyn.


Inaugurado el 24 de mayo de 1883 el puente de Brooklyn comenzó a construirse a comienzos de 1870 con el objetivo de unir los barrios neoyorquinos de Manhattan y Brooklyn, que hasta ese momento estaban separados por el East River.

Tras su inauguración el puente de Brooklyn se convirtió en el puente colgante más grande del mundo con una longitud de 1.825 metros y una luz entre pilares de 486,3 metros, y también en el primer puente de hormigón suspendido mediante cables de acero.

Esta técnica quedó un tanto en el olvido hasta que en 1915 el ingeniero español José Eugenio Ribera la rescató para la construcción en Amposta (Tarragona) y sobre el río Ebro de un segundo puente colgante de hormigón armado sostenido por cables de acero, muy similar en su diseño y desarrollo al legendario puente de Brooklyn. 

Curiosamente, el Puente de Amposta nunca fue inaugurado de forma oficial por el rey Alfonso XIII y a pesar de tratarse de una infraestructura pionera entró en servicio en 1921 sin ningún tipo de ceremonia inaugural, aunque antes fue sometido a dos pruebas de resistencia.

Una primera prueba estática consistió en distribuir a lo largo del puente y durante tres días un total de 234 toneladas de arena, que finalmente se calcula que fueron unas 300 toneladas ya que la arena extraída del propio río Ebro se encontraba húmeda.

En la segunda prueba de resistencia, esta vez dinámica, el puente soportó sin inmutarse el paso de 44 carros cargados con un total de 66.000 kg.


La construcción del Puente de Amposta se aprobó en 1909 con una Real Orden pero no empezó a construirse hasta 1915.
La construcción del Puente de Amposta se aprobó en 1909 con una Real Orden pero no empezó a construirse hasta 1915.
Así se veía el puente cuando todavía no existía la N340.
Así se veía el puente cuando todavía no existía la N340.

Adiós a las barcazas.

Hasta la construcción del puente de Amposta el trasiego de mercancías y de viajeros de una orilla a otra del río Ebro se realizaba mediante barcazas. Por esta razón en 1907 el consistorio municipal ya apoyó un primer proyecto de puente que finalmente sería rechazado por el gobierno de Antonio Maura.

En 1909 se aprueba la construcción del Puente de Amposta mediante una Real Orden, pero como en España las cosas de palacio iban despacio a comienzos del siglo XX, habrá que esperar hasta agosto de 1915 para que definitivamente comiencen las obras.


«En su época el Puente de Amposta representó todo un hito de la ingeniería civil. Entre otras cosas fue el segundo puente colgante del mundo construido en hormigón».


El proyecto, que puede considerarse pionero en España, en Europa y en el mundo, después del puente de Brooklyn, contemplaba un puente colgante de 134 metros de longitud y de luz, con 6 metros de anchura (se ampliarían a 8-10 metros posteriormente) y 24 metros de altura, cuya estructura estaba sostenida por cables de acero. 

Esta solución se consideró idónea puesto que una vez construido el puente no sería ningún obstáculo para la navegación fluvial, que en aquella época era un medio de transporte esencial para las poblaciones situadas en la ribera del Ebro.

Por otro lado, los 24 metros de altura del puente se situaban seis metros por encima del nivel de la mayor riada que había soportado el Ebro hasta ese momento, y además respetaba el «camino de sirga» por la margen izquierda, fundamental para que las barcazas pudieran transitar río arriba.


Los 134 metros de luz del Puente de Amposta marcaron un récord a nivel nacional durante muchos años.
Los 134 metros de luz del Puente de Amposta marcaron un récord a nivel nacional durante muchos años.
Los bombardeos de la Guerra Civil dañaron el puente y fue reinaugurado en 1939.
Los bombardeos de la Guerra Civil dañaron el puente y fue reinaugurado en 1939.

Un puente pionero.

En cada una de las orillas las respectivas entradas y salidas del puente cuenta con dos pilastras de sustentación de 24 metros de altura que a modo de arcos de triunfo están terminadas en forma de torres y bajo las cuales y con un carril por sentido debían pasar los automóviles y camiones que discurrían por la N-340 entre Barcelona y Valencia y viceversa, dado que los peatones podían hacerlo a través de dos pasarelas laterales. 

Desde un punto de vista técnico el Puente de Amposta está sostenido por dos tipos de cables. Por un lado, tenemos las «catenarias», que unen el puente con el terreno firme de ambas orillas del río, y por otro lado están los cables «perpendiculares» que hacen la función de tirantes para la mayor parte central del puente.


«Este puente estaba ubicado en la vieja N-340 sobre el río Ebro, Fue inaugurado en 1921 y tiene 134 metros de longitud y 24 metros de altura».


Hasta bien entrado el siglo XX los 134 metros de luz de este puente marcaron todo un récord a nivel nacional, y le colocaron en el Top 5 de este tipo de infraestructuras a nivel europeo.

Durante la Guerra Civil el puente de Amposta quedó inutilizado por los bombardeos, siendo reinaugurado el 4 de octubre de 1939. Con el fin de soportar el cada vez más creciente tráfico pesado que utilizaba la N-340, convertida ya en una de las principales vías de salida para las exportaciones españolas, el puente de Amposta fue reforzado en 1957, hasta que en 1968 una nueva variante desvió el tráfico por su trazado actual ahora integrado en la A-7.



Un monumento en la N-340.

Anotar que el Puente de Amposta continúa abierto al tráfico, aunque el trazado de la Autovía del Mediterráneo le ha quitado mucho del trabajo que tuvo hasta 1968, cuando camiones y automóviles estaban obligados a circular bajo sus arcos en forma de torre.

Por otro lado, la vieja N-340 atravesaba de norte a sur la localidad de Amposta, lo que en su momento obligó a derribar un buen número de casas con el fin de conseguir que los accesos al puente y el ancho de la vía pudieran soportar el tráfico que transitaba por la N-340.

Hoy el Puente de Amposta, convertido en un monumento, es un símbolo de la historia de la ciudad y se mantiene en la memoria de aquellos transportistas más veteranos que lo cruzaron en infinidad de ocasiones.


«Hoy el Puente de Amposta continúa estando en servicio, convertido ahora y gracias a su monumentalidad en punto de interés turístico».

Todavía sin comentarios