Guadarrama-Adanero: Camino del norte

Reportaje

La vieja y camionera N-VI.

A pesar de que la AP-6 nos conduce con facilidad de Madrid a la meseta castellana y viceversa, a día de hoy son cientos los camiones que continuan entrando y saliendo de la capital a través de la veterana y camionera N-VI, que en el tramo entre Guadarrama-Adanero prácticamente discurre de forma paralela a la AP-6, salvo en el caso del Alto del León. Son 55 kilómetros de un carril por sentido donde las travesías de San Rafael, Navas de San Antonio, Villacastín, Labajos y Sanchidrián, junto a las cuestas del Caloco, nos trasladan a otras épocas.


El 4 de diciembre de 1963 una caravana de camiones estrenaba el primer túnel de Guadarrama -el segundo se abriría en 1972- y de forma oficial Madrid quedaba finalmente unido con la meseta castellana a través del moderno trazado de la AP-6, una infraestructura de peaje que en 1977 se extendería hasta Adanero (Ávila).

Hasta ese momento el «camino del noroeste» de entrada y salida de la capital había venido transitando de forma obligatoria por las pendientes del Alto del León, que con sus 1.511 metros de altura era el punto culminante que marcaba y todavía marca la frontera entre Madrid y de Segovia.

A partir de ahí en dirección salida a los camiones les esperaban las provincias de Segovia y Ávila y las travesías de San Rafael, Navas de San Antonio, Villacastín, Labajos, Sanchidrián y Adanero, mientras que de entrada a Madrid los transportistas tenían que lidiar con el descenso del Alto del León, cuyas fuertes pendientes no eran nada cómodas para los frenos de la época, que por esta razón solían llegar recalentados a la travesía de Guadarrama, provocando con ello no pocos sustos e incidentes, circunstancia de riesgo que finalizó cuando esta travesía dejó de ser paso obligado para los camiones que circulan por la N-VI.



Una ruta como las de antes.

A pesar de la autopista de peaje en la actualidad y a lo largo de los 55 kilómetros existentes entre Guadarrama (Madrid) y Adanero (Ávila), incluido el Alto del León y la siempre incómoda travesía de San Rafael, la vieja N-VI continúa siendo una ruta que a diario es utilizada por cientos de camiones, que de esta forma se ahorran los 29,25 euros que cuesta el peaje para un tráiler.

Con un carril por sentido la N-VI transcurre de forma alternativa y prácticamente paralela a la AP-6, de forma que la orografía de ambos trazados podemos decir que son muy similares, con una N-VI con abundantes «toboganes» que no impiden circular cómodamente, seguros, con buenos consumos y consiguiendo velocidades comerciales razonables.

A la salida de Villacastín la N-VI coincide con la AP-51 y la N-110 -esta última procedente de Segovia- que se dirigen hacia el oeste y el suroeste. En este punto de conexión se percibe el número de vehículos pesados que procedentes de Ávila, Salamanca, Cáceres y Portugal, se suman al tráfico de la N-VI en dirección a Adanero y de ahí a Galicia, León y Asturias.

En el pasado en Villacastín coincidían la Cañada Real Leonesa Oriental y la Cañada Ibérica, lo que convirtió a esta localidad en toda una potencia nacional en la producción de lana y queso, tanto que incluso llegó a competir con Segovia por la capitalidad provincial.

Curiosamente, en dirección Madrid muchos de los camiones que circulan por la N-VI deciden en Villacastín (1.099 metros) tomar la AP-6 para no tener que aproximarse y subir el Alto del León (1.511 metros). Desde este punto el peaje para un tráiler es de 8,35 euros, coste que sin duda puede merecer la pena en relación con el consumo extra que les exigirá el duro trazado que tienen por delante.

Por cierto, como dato histórico apuntar que en la Nochebuena de 1808 de regreso de Madrid el mismísimo Napoleón Bonaparte se quedó atrapado en Villacastín en medio de un temporal de nieve. Dos días antes había hecho noche en San Rafael.


«Son muchos los camiones que siguen utilizando el trazado de la N-VI para entrar y salir de Madrid».



Labajos: Parada y fonda.

En una ruta tan camionera como sigue siendo la veterana N-VI no podían faltar los clásicos lugares de parada y fonda y por historia y tradición esos lugares, como es el caso del Restaurante-Hostal Fuentes o Los Llanos, están en Labajos (Segovia), una pequeña localidad de apenas 150 habitantes y a 95 kilómetros de Madrid, que podemos decir que ha crecido alrededor de la N-VI, de los camiones y del transporte y que aún hoy, a pesar de la AP-6, continúa siendo uno de esos lugares camioneros por excelencia.

El Restaurante-Hostal Fuentes lleva abierto más de 35 años a jornada completa de 24 horas sin interrupciones y todos los días del año. Comenzó con un parking para una treintena de camiones y ahora cuenta con 15.000 m2 de aparcamiento con capacidad para un centenar de tráiler, además de habitaciones y aseos con ducha.

Por la noche en el parking vigilado no coge ni un alfiler y durante el día no cesa la entrada de camiones y el trasiego de camioneros que hacen los descansos obligatorios y que aprovechan para tomar un refrigerio, un café o que al mediodía hacen tiempo para comer.



Curvas, trigales e historia.

Entre San Rafael y Villacastín las mayores diferencias entre una y otra carretera, entre la N-VI y la AP-6, están en las empinadas y largas cuestas que a la salida de San Rafael (1.230 metros) nos conducen hasta la Ermita del Caloco (1.562 metros), totalmente asumibles en uno y otro sentido para camiones tan eficientes y bien dotados como los actuales.

Por otro lado, la travesía de las Navas de San Antonio, que obliga a reducir velocidad y a estar atentos a los imprevistos con peatones y turismos, y las zonas de curvas que finalizan a la entrada de Villacastín, son dificultades por otro lado menores cuando se trata de buenos conductores al volante de camiones con buenas prestaciones como es el caso de los Actros de Mercedes-Benz.

A partir de ahí la N-VI y la AP-6 transcurren prácticamente paralelas y entre trigales hasta llegar a Adanero (Ávila), donde ambas infraestructuras viarias se fusionan convirtiéndose en la A-6.

Apuntar que la carretera nacional Villacastín-Vigo, germen de la actual N-VI, se inauguró en 1860 y que los primeros tramos entre Madrid y San Rafael a través del Alto del León, se proyectaron y construyeron en el siglo XVIII con el objetivo de unir la capital con el Real Sitio de la Granja de San Ildefonso, lo que motivó que este trazado inicial tuviera calificación de Calzada Real y que entrara en el «plan de carreteras» diseñado por Fernando VI.


«La carretera nacional Villacastín-Vigo, germen de la N-VI, se inauguró en 1860».

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