Transporte de vino: Richard Le Gall y su Actros 1848

Economía y logística

El que es camionero, lo es para siempre.

Richard Le Gall quería ser bombero. Aunque, en la actualidad, conduce un camión cisterna, lo que suele llevar en él es, principalmente, vino.

Auténticos profesionales: Richard ha sido formado específicamente para el transporte de vino.


Richard conduce su semirremolque marcha atrás hasta la estación de llenado de la bodega Bourdouil de Rivesaltes. Un viticultor saca la manguera de uno de los contenedores almacenados en la bodega para conectarla al resplandeciente depósito de acero inoxidable. Con su Actros 1848, que dispone de un aire acondicionado independiente del motor y un retardador Voith, Richard también transporta otros tipos de alimentos como, por ejemplo, aceite de oliva, leche, zumos de uva y otras frutas, e incluso agua. Aunque, la mayoría de las veces, transporta vino.

Richard trabaja para la empresa Transports Raymondis, con sede en el norte de Perpiñán.



Vino de Rivesaltes, Borgoña, Burdeos y España.

Esta empresa establecida en el corazón de la región vitícola tiene más de 100 años de historia. Es tan conocida en la zona que los camioneros apodan a la salida 41 de la autopista A9 «Salida Raymondis». La empresa está especializada en el transporte de líquidos, especialmente, vino. La mayoría de sus clientes se encuentran en el triángulo Perpiñán-Toulouse-Nimes.

«Son principalmente de cooperativas y bodegas, aunque también hay grandes grupos industriales como Pernod-Ricard, para el que transportamos mercancía a la planta de embotellado de Thuir, en los Pirineos orientales. Aunque también recogemos vino en Borgoña, España y Burdeos», explica Richard, de 54 años, que conduce para Transports Raymondis desde hace dos años.


Los conductores también deben aportar conocimientos técnicos.

Richard trabaja antes como conductor de largas distancias. Cruzaba Alemania, Suiza, España, Reino Unido e Italia con su tautliner. En Raymondis es la primera vez que se sentaba al volante de un camión cisterna. Para ello, recibió una formación de ocho días. Y es que, los conductores tienen que adquirir algunos conocimientos específicos. Entre otros, deben comprobar el nivel de llenado con una sonda de medición de hasta 2,5 m de longitud. Aunque, también deben encargarse del sellado con nitrógeno del depósito para impedir que el vino fermente en trayectos prolongados. Además, el interior del depósito debe limpiarse a fondo, ya que hasta los restos más ínfimos como, por ejemplo, leche, pueden modificar el vino.


En mejor enclave: la empresa Raymondis se encuentra en el corazón de la región vitícola de Rivesaltes.


Semirremolque cisterna en lugar de vehículo matafuegos.

En un principio, Richard quería ser bombero. Para ello, tenía que sacarse el permiso de conducción para camiones. «Me saqué el permiso de conducir y, mientras esperaba al examen de admisión al cuerpo de bomberos, empecé a trabajar como camionero. Me gustó la autonomía y me quedé». También le gusta mucho conducir un vehículo cisterna: «Conduzco por regiones vitícolas impresionantes y recojo mercancía con regularidad en bodegas magníficas. Es como visitar un castillo». En otoño tuvo la ocasión de acompañar a cinco compañeros en Champagne, que tenían que entregar mosto a las bodegas de allí. «Estuve toda una semana de viaje, casi como en los viejos tiempos».


Fotos: Hans Müller

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